Monseñor Roman Arrieta Villalobos

V Arzobispo de la Arquidiócesis de San José (1979-2002)

Nació en San Antonio de Belén, Heredia, el día 13 de noviembre de 1924. Con energía y espíritu de superación hizo sus estudios académicos secundarios en la ciudad de Heredia y eclesiásticos en el Seminario Conciliar de San José, Costa Rica.
Fue ordenado Presbítero en la Catedral Metropolitana de San José el 18 de diciembre de 1948 por el Ilmo. Mons. Víctor Manuel Sanabria Martínez y enviado por el mismo prelado a realizar estudios eclesiásticos de postgrado en Washington, Estados Unidos. Recibió la consagración episcopal en la Catedral de Alajuela, el 21 de setiembre de 1961, como Primer Obispo de la Diócesis de Tilarán.
Fue nombrado Arzobispo de la Arquidiócesis de San José el 10 de julio de 1979 y tomó posesión de la Sede Arzobispal el 2 de agosto de 1979, fiesta de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles. El Santo Padre Juan Pablo II aceptó su renuncia al cargo de Arzobispo de San José el 13 de julio del 2002, recayéndole en ese momento la función como Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de San José, hasta el 18 de octubre del 2002.
Ha pasado su fecundo ministerio apostólico regando a derecha e izquierda la semilla de la simpatía y afecto. Su laboriosidad en la inmensa parroquia de San Carlos en la década de 1960 y sus giras misioneras por toda la provincia de Guanacaste, son testimonio del ideal sacerdotal vivido cada día en el servicio de Cristo.
Por merecerlo, fue participante destacado en el Concilio Vaticano II, en la Comisión Conciliar que reformó el Código de Derecho Canónico y su actividad fue tan copiosa que mereció organizar el viaje de Su Santidad Juan Pablo II a Centroamérica en el año 1983. Es tan copiosa su obra como Sacerdote, Obispo de Tilarán y Arzobispo de San José, que aun los más indiferentes reconocen la bondad innata que vive en el corazón de Mons. Arrieta Villalobos. Su gloriosa obra en favor de las vocaciones ocupó muchas horas de su vida.
Creó el Seminario Menor de Tacares, construyó varios edificios nuevos que hicieron funcional el Seminario Central y le dotó de un magnífico edificio para la Biblioteca y Centro de Documentación; restauró la Catedral Metropolitana y los edificios administrativos de la Curia Metropolitana; tuvo directa participación en la creación de la Universidad Católica y estimuló el desarrollo de la educación católica en Escuelas y Colegios de la Repúblicas.
Es merito suyo haber creado numerosas parroquias, nervio vigoroso de la acción pastoral de la Iglesia y puso en ellas sacerdotes entregados al servicio del pueblo de Dios., asistidos espiritualmente; en lo material, los amparó con un valioso programa de Seguridad Social. Con nobleza enalteció los valores de la Patria y quienes la gobiernan, pero con no menos ímpetu divino combatió la corrupción en todos sus niveles.
Dice con nobleza las cosas, sin adular, con palabras profundas y enérgicas. Comprendió a los pobres, les dio pan a través de la acción parroquial, amparo en albergues para ancianos y, sobre todo, dio amor, medicina y comida a niños, enfermos y desamparados. Murió en su casa de habitación, en San Antonio de Belén, el 7 de marzo del año 2004. fue sepultado en el presbiterio su de la Catedral Metropolitana.