Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez

II Arzobispo de la Arquidiócesis de San José (1940-1952)

El segundo Arzobispo nació en San Rafael de Oreamuno, Provincia de Cartago, el 17 de enero de 1898. Cursó sus estudios primarios en Cartago y viajó a realizar sus estudios secundarios en el Colegio Seminario en San José, ingresando luego al Seminario Mayor. En su formación cuenta con grandes profesores como el Padre Guillermo Hennicken, director espiritual con fama de santidad, el Padre Juan Koch y el P. Dr. José Ohlemüller, su profesor de Teología Dogmática, hombre de gran talento especulativo y confesor iluminado por la Sabiduría Divina.
En 1918, recibida la Orden Mayor del Subdiaconado, fue enviado a Roma por Monseñor Juan Gaspar Store. En esa ciudad, además de su ordenación de Diácono, fue ordenado Presbítero el 9 de octubre de 1921, pocos meses después de la consagración de Monseñor Castro como primer Arzobispo de la Arquidiócesis de San José. Merced a su extraordinaria inteligencia obtuvo en Roma el doctorado en Derecho Canónico con calificación de «Suma cum Laude», habiendo cursado también estudios en Flosofía.
Vuelve a Costa Rica y realiza algunos oficios pastorales, como coadjutor de la parroquia de San Nicolás de Tolentino, hoy Catedral de Cartago, y luego párroco de San Ignacio de Acosta. A los seis meses de ejercer ese oficio fue nombrado Canónigo del Cabildo Metropolitano, donde ocupó varios cargos como Administrador y Canciller de la Curia Metropolitana.
En 1935 fue nombrado por Mons. Castro Vicario General de la Arquidiócesis de San José. El 12 de marzo de 1938 fue nombrado obispo de Alajuela y ordenado el 25 de abril del mismo año. Apenas dos años después, tras la sentida muerte de Mons. Castro, el 7 de marzo fue promovido a la Sede Arzobispal de San José, de la cua1 tomó posesión el 28 de abril de 1940, permaneciendo en el cargo hasta 1952.
A su obra pertenecen monumentales elementos, como el traslado del Seminario Central a su nuevo edifico en Paso Ancho, la creación del Seminario Menor, innumerables tareas en cuanto a obras sociales y de atención a los pobres, el impulso de la Acción Católica, la Fundación de “Radio Fides”, la protección de la educación católica, entre muchísima otras. A Sanabria le correspondió apacentar el rebaño durante una época de conflicto, el mundo estaba en guerra y las consecuencias que se vivían eran tremendas.
Su mérito más relevante fue contribución a la redacción y su constante apoyo para que se lograra su promulgación, de las Leyes Sociales de la República, incorporación a la Constitución Política del Capítulo de las Garantías Sociales, así como el Código del Trabajo.
Monseñor Sanabria, con su sabio consejo, prudencia y extraordinaria capacidad negociadora, contribuyó eficazmente para que desde entonces el costarricense disfrutara de beneficios, tales como: vacaciones pagadas, seguro social, seguros de enfermedad, maternidad e invalidez, pago de cesantía y otras prestaciones laborales. A Sanabria le tocó, además, enfrentar la trágica conflagración nacional y la revolución de 1948.
No obstante, acabado el proceso bélico, con delicado tacto logró fundir en un solo pensamiento las ideas de la Junta Fundadora de la Segunda República y las de la Iglesia, de manera que el pueblo costarricense pudiera volver a la fraternidad que le había caracterizado.
Las cualidades como erudito investigador en el campo de la historia, sobre todo la Historia Eclesiástica Costarricense, sus estudios genealógicos y su tremendo espíritu de investigación, le ha ganado un espacio preponderante como uno de los hombres más sabios con que ha contado Costa Rica. De hecho, Sanabria fue miembro de la Academia de Historia de Costa Rica, de la Academia de la Lengua, de la Academia Bolivariana, entre oras instituciones. Manejaba varios idiomas y ha sido considerado por algunas publicaciones entre los hombres universalmente notables.
A pesar de todo era modesto, sencillo de vida y con una acendrada piedad. Monseñor Sanabria falleció el 8 de junio de 1852 de un ataque cardiaco. Tenía apenas 53 años y llevaba doce en el episcopado. El 19 de diciembre de 1959 fue declarado Benemérito de la Patria por la Asamblea Legislativa de Costa Rica.

Vicario Capitular Sede Vacante: Monseñor Alfredo Hidalgo Solano (1952).